En clases recientemente se
discutía sobre el liderazgo y de que, a diferencia de épocas pasadas, hoy es de
gran importancia saber ser líderes… La ponente preguntó si el líder nace o se
hace, todos mis compañeros llegaron a la conclusión que el líder se hace, sin
embargo diferí de los argumentos expuestos por parte de ellos, porque si bien
es cierto que en la actualidad existen cantidad de formaciones, talleres,
cursos, etc., que buscan formar a personas como líderes, también es cierto que
para que esto sea posible debe existir “potencial de liderazgo” el “Querer”,
y esto nace con el individuo, es decir, considero que es una parte esencial en
la persona, lo cual durante su vida va
enriqueciendo con aprendizajes y con experiencias.
Para mi es necesario nacer con
esa “inclinación”, con ese “querer ser”, ya que la actitud, esa personalidad
sólida que se posee, ya muestra auténticos dotes de liderazgo. Este potencial innato
es el que en definitiva da pie a que el líder se pueda cultivar y también medir.
Gracias a estos comportamientos y actitudes propias, el líder eleva su carisma, ya que:
Gracias a estos comportamientos y actitudes propias, el líder eleva su carisma, ya que:
- Construye una visión propia.
- Siempre muestra una actitud entusiasta y enérgica.
- Es una fuente de positivismo.
- Distingue las cualidades de los demás.
- Cree en la gente.
En conclusión un buen líder es el
consecuencia de una personalidad innata
unida al aprendizaje adquirido a
través de la formación, del entrenamiento y la experiencia que lleva a una
persona a ser la idónea.
El buen líder sabe apreciar y reconocer las buenas cualidades y
competencias en los demás estimulando la misma y fomentando un equipo sinérgico.
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